FUERTE DE RAPITÁN
A 1.142 metros de altura, situado al norte de Jaca sobre el cerro del mismo nombre y semienterrado en el monte, el fuerte de Rapitán ha sido testigo mudo del devenir de la ciudad a lo largo del último siglo. Levantado en el siglo XIX, este edificio militar se encuadra en la tipología de fuerte fusilero artillado. Se concibió como parte de la tupida red defensiva que se pretendía construir de forma paralela a la línea internacional de ferrocarril Oloron-Canfranc. Su estratégica ubicación en la entrada natural del valle del río Aragón le confirió una importancia decisiva en la defensa fronteriza frente a Francia.
El fuerte de Rapitán ocupa una superficie de 35.540 m2, con 18 emplazamientos de artillería y con dependencias que se distribuyen en dos partes diferenciadas, la de alojamiento y la puramente militar. A través de su puerta principal, de cierta monumentalidad, se accede a la parte noble, en la que se disponen los salones, despachos y alojamientos. La parte militar, por su parte, cuenta con fosos y poternas para fusiles y cañones.
Las obras de edificación se iniciaron en 1884 con costosas tareas de desmonte y explanación del terreno. Además también fue necesario trazar y acondicionar el camino que sube hasta esta cima, finalizado dos años más tarde.
Su construcción, que se había iniciado a la vez que la del fuerte de Coll de Ladrones en Canfranc y Santa Elena en Biescas en un intento de la monarquía española por fortificar la frontera pirenaica, finalizó en noviembre de 1900. En ella trabajaron 250 jornaleros de la zona además de numerosos canteros y su coste supuso para el estado seis millones de pesetas.
Aunque no llegó a entrar en combate, su historia consta de varios episodios trágicos en relación con la Guerra Civil. Además, durante la dictadura sirvió como prisión militar hasta los años 50.
Su gestión pertenece al Ayuntamiento de Jaca desde 1973, aunque sigue siendo propiedad del Ministerio de Defensa. En 1978 fue sometido a una importante intervención para convertirlo en residencia y centro de actividades culturales, fin para el que sigue siendo utilizado esporádicamente.
Durante unos años acogió el Museo de Miniaturas Militares en su interior pero, tras su remodelación, se trasladó al interior de la Ciudadela cuya exposición alberga más de 32.000 piezas.