SANTA CRISTINA DE SOMPORT
Jaca es uno de los principales hitos del Camino de Santiago en su tramo aragonés. La misma existencia de la poderosa Catedral explica no sólo la importancia de la ciudad en la conformación del primitivo Reino de Aragón sino su relevancia como enclave estratégico en la ruta Jacobea. A través del puerto de Somport (Summus Portus), los peregrinos atraviesan el valle de Canfranc hasta Jaca y después continúan por la Canal de Berdún hasta Undués de Lerda, en la frontera con Navarra. Se trata de uno de los tramos más hermosos e interesantes que el peregrino puede recorrer en suelo español.
Casi 100 kilómetros de profundos contrastes entre las majestuosas montañas pirenaicas y las extensiones cerealistas de la Canal de Berdún.
Entre medio, numerosos monumentos y pueblos que nacieron y se desarrollaron al calor del camino. Quizá el caso más significativo sea el de la localidad de Canfranc, que ofrece un característico casco urbano de una sola calle que coincide con la propia ruta Jacobea. En Jaca el peregrino entra por el puente de San Cristóbal y alcanza el Banco de la Salud, excelente mirador desde el que se tienen formidable vistas del Campo de Jaca.
“Tres son particularmente las columnas, de extraordinaria utilidad, que el Señor estableció en este mundo para sostenimiento de sus pobres, a saber, el hospital de Jerusalén, el hospital de Mont-Joux (Gran San Bernardo), y el hospital de Santa Cristina, en el Somport”. Así se establece en el Liber peregrinationis del Códice Calixtino (siglo XII). Su autor, el francés Aymeric Picaud, añade: “Están situados estos hospitales en puntos de verdadera necesidad; se trata de lugares santos, templos de Dios, lugar de recuperación para los bienaventurados peregrinos”. “De Somport a Puente la Reina, éstas son las localidades que se encuentran en la ruta jacobea: la primera es Borce, al pie del monte, en la vertiente de Gascuña,; viene luego, cruzada la cima del monte, el Hospital de Santa Cristina: después Canfranc; a continuación, Jaca; Luego Osturit [Astorito/Puente la Reina de Jaca]: después Tiermas con sus baños reales, que fluyen calientes constantemente. Luego, Monreal, y finalmente se encuentra Puente la Reina.” [Liber peregrinationis, cap. III]
“Los peregrinos, y los caminantes en general, no orillan un camino más directo y accesible (el de Roncesvalles) salvo poderosas razones, que explicarían esta “anomalía”, en forma de forzado rodeo, que significa el “camino aragonés”. ¿Qué motivos movían a los peregrinos para arriesgar sus propias vidas en las soledades del Somport? La reliquia más valiosa, y de la que se enorgullecían en Santa Cristina, era la “varilla con tres muelas” del propio San Juan Bautista, donación del rey Pedro II (1196-1213), gran benefactor del hospital. Pero, además, los peregrinos contaban en Aragón –a escasa distancia del Camino- con las reliquias de uno de los considerados Varones Apostólicos, que la tradición señalaba como uno de los compañeros de Santiago en la predicación de Hispania, San Indalecio, cuyas reliquias fueron depositadas en San Juan de la Peña en 1084. Y, hasta fines del siglo XIV, el monasterio pinatense contó entre sus mayores tesoros el “Santo Cáliz”, que la tradición señalaba como el que sirvió en la Última Cena. Sensación de seguridad, garantía de buena acogida y reliquias señeras; todo ello favoreció que los peregrinos se aventuraran, especialmente durante los siglos XI al XIII, por los ásperos caminos de Aragón, conformando una de las dos entradas principales a tierras hispanas.”
“El Camino jacobeo de Santa Cristina de Somport”
José Luis Ona González
Arqueólogo