LA ANTIGUA JUDERÍA
La ciudad de Jaca, primera capital del Reino, albergó una de las comunidades judías más antiguas de Aragón.
Sus habitantes se beneficiaron del fuero otorgado por Sancho Ramírez en 1077, siendo equiparados a los cristianos, lo que permitió incorporar un sector de artesanos y comerciantes, procedentes del sur de Francia, en un entorno mayoritariamente agropecuario.
En sus orígenes la judería se asienta cerca de la iglesia de San Ginés –entre la puerta de San Ginés y la calle de San Nicolás–, en torno a las calles del Ángel y del Lobo. En la Baja Edad Media el barrio ocupa la calle 17 de febrero de 1893, una porción de Ferrenal y Cambras. Ésta última, que hasta 1697 se llamaba calle Judería, es la que conserva una impronta más original. Estrecha y sinuosa en su primer tramo, se ensancha en forma de embudo en su confluencia con la calle del Pilar. Apenas quedan trazas de su morfología urbana desde el siglo XVIII, cuando se edificó el convento de Santo Domingo.
Urbanísticamente se distinguen dos barrios, la Judería Alta y la Baja, donde estaban los baños. El año 1375 un incendio fortuito afectó a gran parte de su caserío, obligando a su reconstrucción. El espacio residencial se halla delimitado respecto al resto de la ciudad –a consecuencia de la bula de Benedicto XIII (1415)– comunicándose con las parroquias cristianas a través de seis puertas, siendo la más importante el denominado Portal de la Judería que vertía a la Calle Mayor.
La Sinagoga Mayor, que contaba con tres puertas de acceso, se ubicaba cerca de la calle Ferrenal –a mediados del siglo XVII formaba parte del barrio del Estudio– en la confluencia con la calle Cambras. Fue donada al concejo en 1494 para la ampliación del Estudio de Artes y Doctrina. La aljama contaba además con cofradías educativas (Talmud Torah) y funerarias (Cabarim).
A partir del siglo XIII su población experimenta un auténtico despegue, alcanzando en 1377 una cifra cercana a las 425 personas. Sin embargo, en el recuento realizado en 1471 se censan sólo 74 casas, es decir, unos 325 individuos. Tras la expulsión, unos optaron por el bautismo, y el resto por el exilio en Sangüesa y Nápoles.
La sociedad se agrupaba en tres segmentos o estratos: la mano mayor, la mediana y la menor. La mayoría son artesanos –sastres (28%), zapateros (32%), curtidores (15%) y tejedores (22%)– y pequeños comerciantes. Sin embargo, según las fuentes fiscales, en el siglo XIV la décima parte de las familias, que integran la oligarquía mercantil, controlaba casi las tres cuartas partes de la riqueza.