Ermita de la Victoria
El templo dedicado a Santa María de Mocorones fue levantado en este lugar, posiblemente, ya en época medieval. Estuvo cuidado por una Cofradía hasta que en 1597 el Concejo de la ciudad lo ofreció a la Orden de los Carmelitas Descalzos para que crearan un convento. A comienzos del Siglo XVII se decidió cambiar la antigua advocación por la de Nuestra Señora de la Victoria, la cual ha perdurado hasta la actualidad.
Tres años después, en 1600, los Carmelitas decidieron cambiar la antigua advocación por la de Nuestra Señora de la Victoria, que ha perdurado hasta la actualidad.
Algunas de las piezas de arte sacro que podemos ver en su interior datan de este momento del siglo XVI, como el retablo mayor y la talla de la Virgen de la Victoria, recientemente restaurados gracias al Ayuntamiento de Jaca y la Diputación Provincial de Huesca. La ermita sufrió un incendio provocado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, entre 1809 y 1813. Tras el desastre, el pueblo jaqués decidió rehabilitarla levantando la actual ermita sobre la base de la destruida en 1816. También en el siglo XIX se construyó adosado el nuevo cementerio de la localidad.
La primitiva ermita de Santa María de Mocorones se levantó para conmemorar el triunfo jaqués sobre los musulmanes, y ocupaba el mismo lugar que la actual ermita de la Victoria puesto que, tal como indica la leyenda, fue aquí donde tuvo lugar la batalla entre las tropas del conde Aznar Galíndez y las huestes musulmanas que intentaron conquistar la ciudad de Jaca.
Según la tradición, en el amanecer del primer viernes del mes de mayo del año 760 aconteció una gran batalla en las afueras de la ciudad. Durante la lucha, un reducido grupo de guerreros jacetanos, dirigidos por el Conde Aznar Galíndez, lograron repeler el ataque de miles de combatientes musulmanes. No lo hicieron solos puesto que, según la leyenda, al mediodía, cuando todo parecía perdido, las mujeres jacetanas decidieron acudir al campo de batalla armadas con sus enseres domésticos que, al entrar en contacto con los rayos del sol, provocaron reflejos que hicieron creer al enemigo que nuevos ejércitos cristianos fuertemente armados acudían en ayuda de los jaqueses, por lo que huyeron rápidamente. El regreso a la ciudad de los jacetanos se convirtió en una fiesta y todos los ciudadanos celebraron la victoria y su libertad.
Desde entonces, los jacetanos bajan cada primer viernes de mayo a este paraje para cumplir el voto a la Virgen de la Victoria en acción de gracias por su ayuda en la batalla que se conmemora. Al mediodía las huestes del Conde Aznar y las escuadras de artesanos y labradores desfilan triunfantes por las calles de la ciudad acompañadas por las autoridades.
El momento culminante de la jornada es el canto del himno, entonado por todos los jacetanos frente al edificio del Ayuntamiento.
La fiesta del Primes Viernes de Mayo de Jaca fue declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón en 2004.