EL LIBRO DE LA CADENA

En él se copiaban los privilegios reales, estatutos, donaciones y decretos más importantes a favor de la ciudad. Abarca el periodo comprendido entre el año 931 y el 1324, con un total de 101 hojas de pergamino con la guarda final, en folio mayor.

Está encuadernado en tapas de madera forradas de cuero rojo, lo que le dio su nombre primigenio. Dichas tapas están guarnecidas en sus ángulos con clavos de hierro, con señales de haber tenido otros mayores en los centros, a modo de sellos, para unir el broche que lo cerraba. Por ello, en el siglo XIV se le conocía como el Libro de los sellos redondos de hierro.

Se puede establecer la siguiente periodicidad a los documentos.

1. Colección de privilegios otorgados a favor de Jaca, desde la copia del fuero de Jaca (s. XIII) a la copia de la confirmación de Jaime I (finales s. XIII).
2. Establizmentz y Ordenanzas de Jaca (1220- s. XIV).
3. Documentos eclesiásticos, desde la donación al monasterio de San Pedro de Siresa de la villa de Javierre de Martes (931) al Arcedianato de Soduruel (1208-1213).
4. Docuemento de Jaime II sobre el Peso Real de Jaca (1324). Con posterioridad a la última fecha (1336) se encuadernarían las tres primeras partes. El documento de Jaime II se incluyó en un hueco del último folio, quizás ya encuadernado el libro.

Está escrito en latín medieval, con la única salvedad de los Establimentz, que lo están en romance.

Con el incendio que arrasó Jaca en 1395 desaparecieron gran cantidad de pergaminos de la ciudad. Por ello, el concejo jacetano acudió al rey Martín I, el Humano, en 1398 para que confirmara algunos privilegios reales contenidos en un códice que le presentaron los jacetanos. Un “libro de pergamino con tapas de madera cubiertas de cuero rojo y cerrado con sellos redondos de hierro”. Sin duda se trataba del Libro de la Cadena.

Con la construcción de la Casa Consistorial en 1545, fue trasladado desde el domicilio del Jurado o Notario, colocándose en un sitio accesible para facilitar su consulta. La cadena, de un metro de longitud, se añadió en ese momento, sujeta a la pared y a una de las tapas, con el fin de evitar su pérdida o desaparición. Este añadido le dará el nombre con el que hoy lo conocemos. Antes de 1920 ya había sido desclavado de la pared.

Entre los años 2009 y 2010 se llevaron a cabo los trabajos de restauración del Libro, que le devolvió su esplendor perdido.

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